«Las Agujas Veloces» – Grupo de madrinas de la Escuela 6260 de General Obligado, Santa Fe.

Hola queremos contarles que nuestro grupo se llama “LAS AGUJAS VELOCES”. Somos 38 mujeres que nos reunimos los días sábados a tejer en la casa de nuestra profesora Andrea.

Hace un poco más de tres años entre lanas, tejidos, mates y charlas a una de nosotras se le cruzo por la cabeza que podríamos ser madrinas de una escuelita; tema que fue consultado entre todas.

Entonces empezamos a buscar y encontramos la página de APAER, ahí nos anotamos y al tiempo nos llegó un mail con los datos de la escuela que debíamos apadrinar: ESCUELA N°6260 – Paraje “SAN MANUEL” – Reconquista Provincia de Santa Fe, a 850 kilómetros de distancia de nuestra ciudad.

Todas sabíamos que a partir de ahí comenzaba una ardua tarea. Y así fue que por medio de mail, fotos, audios y llamados telefónicos con la directora de la escuela fuimos conociéndonos y comenzamos a conocer que necesidades tenían.

Así nosotras en compañía de nuestras familias pusimos nuestras manos a la obra y comenzamos a juntar ropa, útiles escolares, calzado, juguetes, etc. Al tiempo logramos organizar el primer viaje (donde nos conocimos personalmente), fue un viaje maravilloso e inolvidable, conocimos las familias de la comunidad, compartimos a la tarde entre charlas unos ricos mates y tortas fritas, luego la cena, bailes, juegos, así fue pasando el día. Nosotras admiradas por el recibimiento de las familias y de los chicos. De cómo ellos nos llamaban MADRINAS una palabra para nosotras tan grande que nos llenaba el corazón.

En el año 2018 organizamos nuestro segundo viaje, para juntar dinero:

  • Vendimos pizzas,
  • Hicimos 200 kilogramos de fideos,
  • Pedimos donaciones a nuestra comunidad.

En este viaje llevamos bicicletas, juegos para armarles una placita a los nenes del Jardín de Infantes y muchísimas cosas más.

En enero de 2019 nos anotamos en los corsos de nuestra ciudad “San Andrés de Giles”, Provincia de Buenos Aires. Entre todas tejimos un hermoso y colorido cubre auto y nos presentamos todas las noches y logramos ganar el primer premio en la categoría “auto mejor decorado”, sabiendo que el premio tenía como finalidad seguir colaborando con la escuelita.

No nos achicamos en mayo organizamos una cena show para 120 personas y así poder seguir recaudando dinero para nuestro objetivo.

El 21 de junio de este año realizamos nuestro tercer viaje, llevándole a la comunidad educativa: pintura, juguetes, ropa, calzado, tela, libros para la biblioteca y útiles escolares.

En el viaje de regreso a nuestra ciudad volvemos llenas de amor recordando cada minuto que compartimos, los pedidos personales que nos hacen los chicos y pensando que cosas podríamos hacer desde el momento que regresamos, hasta la organización del viaje del próximo año. En este viaje un nene nos pidió fotos de Buenos Aires para hacer un cuadro para su habitación, otro nos pidió monedas antiguas o de otros países, etc.

Nunca pensamos que esto sería tan gratificante.

Cabe aclarar que en esta hermosa tarea se ser solidarias hemos incluido a nuestros esposos e hijos que nos ayudan y nos acompañan en cada una de las actividades que nos proponemos realizar.

Este grupo pasó a ser una gran familia con muchos corazones unidos en uno solo por la solidaridad, el compromiso, la amistad y las ganas de trabajar y ayudar al otro.

Padrinos Pies en el Barro – Grupo de jóvenes padrinos de la Escuela 143 de Colonia Pampa Alegría, Sáenz Peña, Chaco

Con la excusa y el objetivo de pintar la escuela, partimos rumbo a Chaco. En nuestro imaginario los días se dividirían entre lijas y pinceles por las mañanas y pelotas y sogas por la tarde. Todo acompañado de nuestros ahijados de tanto ansiábamos volver a ver.
Pero nada de eso sucedió. El Chaco nos recibió con 300 milímetros de lluvia y un golpe de realidad muy duro. Esa escuela totalmente pintada que nos imaginábamos mientras tomábamos mates en alguna de la rutas que une Buenos Aires con Chaco, fue reemplazada solamente por un aula pintada; y las tardes de pelota y soga, reemplazadas por escurridores, baldes llenos de agua, bolsones de arena puestos en las puertas y todo tipo de técnica de desagote que a cualquiera se le ocurriese. Chicos, adolescentes y adultos. Todos trabajando por el mismo objetivo y siempre con la sonrisa como bandera.

Nuestros ahijados no pudieron llegar a la escuela porque los caminos estaban (y están) destruidos, y ellos viven muy lejos. Pasamos los días con Adelaida, que vive junto a la escuela y prepara la comida para todos, su marido Tete, sus hijos Pablo y Esther, y sus nietos Beco, Zoe, Estefi, Sofi y Fabri. 
Ellos ocho y nosotros cinco fuimos por algunos dias una gran familia escondida en el monte chaqueño. Por momentos nos sentimos invisibles y olvidados por aquellos que tienen el poder de hacer grandes cambios en la provincia, pero a pesar de todo, nos reímos mucho y disfrutamos al máximo esta experiencia que nos da muchas fuerzas para seguir por el mismo camino. Ahora sabemos de verdad cómo es la vida en el Chaco. Dura, cansadora y frustrante, pero nunca triste.

Finalmente emprendimos la vuelta, el camino que lleva al pueblo estaba intransitable para vehículos. Y acompañados por Adelaida, Pablo y su amigo Mati, caminamos durante más de una hora por un camino alternativo completamente inundado hasta que llegamos a la ruta, donde un auto nos levantó y nos llevó al pueblo, ahí tomamos el colectivo de vuelta, donde entre charlas y mates, confirmamos que queremos seguir metiendo los pies en el barro, literal y metafóricamente, y hacer todo lo posible para que la escuela 143 y sus alumnos sepan que no están del todo olvidados.

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